¿Cuál regulación de precios Maduro?
Rubén Alexis Hernández
Semanas
atrás el Gobierno dizque revolucionario y “socialista” de Nicolás Maduro, en
otra clara muestra de demagogia, populismo y burla a los pobres de Venezuela,
prometió una regulación de precios en vista de la especulación tan espantosa
que azota con todo el bolsillo de millones de ciudadanos en el país
suramericano. Regulación o control de precios que por supuesto no se cumplió ni
se cumplirá, en primer lugar porque las consecuencias de la grave crisis
económica que afecta a Venezuela, no podían desde la óptica del Estado burgués,
recaer sobre la gran empresa e
industria, sino sobre los asalariados y resto de las masas empobrecidas, y en segundo
lugar porque obviamente una medida brutal como la liberación indiscriminada de
precios que se ha venido dando desde hace algunos años, tiene su origen nada
más y nada menos que en el mismo Gobierno que ahora sí promete regular los
precios.
Entonces,
¿Cuáles son los rubros que piensa regular señor Maduro, en medio de la notable crisis
que tiene en la pobreza y miseria a millones de venezolanos?, ¿cómo creerle a
una administración que es claramente procapitalista, rendida al gran capital
nacional y foráneo tratando de solventar la problemática de la gigantesca deuda
externa, de la insuficiencia de reservas internacionales y del descenso
progresivo del PIB? Demagogos y populistas a más no poder todos esos altos
funcionarios gubernamentales, y lo peor es que día tras día se burlan en la
cara de los hambrientos de Venezuela, y mienten casi sonriendo. Sonrisa que en
realidad se debe a que ellos no están sufriendo en lo más mínimo las penurias
que el grueso de los venezolanos pasamos, empezando por lo complicado que ya
resulta alimentarse decentemente (en cantidad y en calidad).
A
estas alturas ya debe quedar bien claro que el Gobierno “·socialista”, la “oposición” de derecha (MUD y
similares), y los delincuentes
disfrazados de empresarios son los enemigos de los pobres en Venezuela, y por más
declaraciones optimistas que hagan sus voceros, no podemos creerles y más bien
deberíamos enfrentarlos con firmeza en diversos escenarios. ¿Acaso seguiremos
los oprimidos esperando a que los opresores nos “ayuden”?, ¿Hasta cuándo
seguiremos creyendo en pajaritos preñados?
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