¿Es posible otro "Caracazo"?
Rubén
Alexis Hernández
La
respuesta a dicha pregunta no es fácil; sin embargo es evidente que están dadas
las condiciones para ello en Venezuela, en medio de una compleja crisis
socioeconómica, que cada día afecta más y más a millones, hundidos en la
pobreza y en la miseria. Crisis que amenaza con un desenlace fatal a pesar de
la defensa que del Gobierno "revolucionario" hacía en el 2017 el
historiador (colega) Juan Romero, autor del artículo ¿Un nuevo Caracazo?:
"Al
leer lo que escribo, pudiera cualquiera decir que hay semejanzas preocupantes
del ayer (1989) con el hoy (2015-2017). Mi respuesta diría que sí, pero no. Sí,
en cuanto a la caída de los ingresos petroleros y el impacto que tiene sobre la
actividad pública. Sí, en cuanto a la dependencia de calorías y proteínas
provenientes de la importación alimentaria. No obstante, hay diferencias
importantes en lo relativo al accionar de la gestión de gobierno. Hay sin duda
una similitud, pues el precio del petróleo disminuyó, reduciendo la capacidad
fiscal del Estado para realizar gestión pública, pero – y ahí radica la
diferencia- en el hoy, la política del Estado ha insistido en la permanencia
–con un gran esfuerzo fiscal- de las políticas sociales relativas al sector
alimentario, salud, educación, trabajo, entre otros.
Se
puede decir, que en ambos momentos la movilidad social y la protesta es
elevada, pero como bien lo hemos demostrado, la protesta social en el período
1989-1998 tuvo su expresión en el impacto social y económico que produjo la
política de ajuste neoliberal (privatización, reducción del tamaño del Estado,
aumento de servicios, eliminación o reducción de programas sociales, entre
otros), acumulando frustración, rabia y marcó el despertar político de los
sectores excluidos e invisibilizados, por esas políticas neoliberales. Hoy,
esos sectores están siendo afectados, en conjunto con la clase media, por una
sistemática política enmarcada en acciones de Guerra psicológica, que
desaparecen productos, acapara, especula y produce presiones sociales, como
bien lo ha demostrado el detallado trabajo de la economista Pascualina Curcio
Curcio , buscando con ello impulsar un clima de protesta social que
desestabilice al actual Gobierno de Nicolás Maduro. En este aspecto, y como
último elemento de esta comparación, las protestas sociales y colectivas de
1989, no tuvieron una direccionalidad política, por parte de los actores
opositores del momento (los partidos de izquierda desde el MAS, Causa R, PCV
entre otros); al contrario de lo acontecido hoy (2014-2017), cuando los actores
opositores se encuentran detrás de la protesta (en términos de organización y
movilización)"
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223426&titular=%BFun-nuevo-caracazo?
En
primer lugar señor Romero, la inversión social de la administración Maduro sí
ha disminuido considerablemente, tal como sucedió en tiempos previos a la
rebelión de 1989. En cuanto a la alimentación, considérese que la disposición
de alimentos subsidiados y regulados es
cada vez menor, y no es un secreto que en los CLAP reina la corrupción y la
exclusión (desviación de alimentos para ser ‘bachaqueados’, además que la
comida no es vendida a todos los necesitados y la periodicidad de distribución
es muy irregular). Respecto a la salud pues hay que advertir que en numerosos
hospitales y ambulatorios no hay siquiera insumos básicos, como guantes
quirúrgicos y jeringas. En lo relativo a la educación, téngase en cuenta que
mientras las autoridades sostienen que a nivel público es gratuita, resulta que
a partir del preescolar se pide a los estudiantes ciertas
"colaboraciones" (en realidad se les exige) en dinero y en insumos,
incluso lo más elemental. Y en cuanto al trabajo, debería saber señor Romero
que las condiciones laborales-salariales en Venezuela son cada vez peores:
despidos injustificados, sobreexplotación por parte del Estado y de los
patrones privados, atrasos en los pagos y recortes en ciertos beneficios.
Por
otro lado colega Romero, en el segundo párrafo que cito de su texto, usted hace
referencia a las medidas neoliberales aplicadas por Carlos Andrés Pérez en
1989, y justamente eso es lo que ha estado haciendo la presidencia
"socialista" de Maduro, con consecuencias terribles como la brutal
liberación de precios (incluidos los de servicios “públicos” como agua y gas),
la mega devaluación del bolívar, un gigantesco endeudamiento externo, la
quiebra de pequeñas empresas, la ocurrencia de importantes recortes sociales y laborales-salariales,
el arrodillamiento estatal ante el gran capital transnacional, la baja
productividad del sector industrial público, incluyéndose aquí a la petrolera
PDVSA y su entrega progresiva a los intereses globales, entre otras. Entonces
señor Romero, ¿hay o no las condiciones para un nuevo "Caracazo"?, ¿cómo
es que a estas alturas hay quienes se
atrevan a considerar socialista al Gobierno de Maduro?, ¿lo fue su antecesor en
el Gobierno nacional?
En
realidad la posibilidad de que ocurra un nuevo "Caracazo" es bien
alta, sólo que el pueblo no ha estallado masivamente (hay protestas pero no lo
suficientemente masivas e intensas) por razones como las siguientes: a) El
Gobierno de Maduro ha tenido la visión estratégica de ejecutar la mayor parte
de la inversión social, con todo y la reducción presupuestaria, en el centro
del poder, como es Caracas; b) la manipulación mediática ha sido permanente, en
el sentido de que día y noche se bombardea al pueblo con la falsa propaganda de
que si bien hay problemas económicos, no son tan graves, y que las autoridades "revolucionarias"
trabajan duro para resolverlos, y así vencer la guerra económica impuesta “exclusivamente” por Estados Unidos; y c) la represión
policial-militar a las masas ha desestimulado en buena medida un gran
levantamiento popular en toda Venezuela. El Gobierno nacional sabe de la
difícil situación y de la ira progresiva del pueblo pobre, y por tanto ha
desplegado desde el 2015 un complejo sistema de vigilancia y control en el
marco de la sangrienta Operación de Liberación y Protección del Pueblo, conocida
actualmente como Operación de Liberación Humanista del Pueblo (de humanista
nada).
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