Miserable salario mínimo en tiempos de coronavirus (Venezuela)
Rubén
Alexis Hernández
En
estos tiempos difíciles de emergencia sanitaria-social-económica no falta quien
ingenuamente crea que la solidaridad sale a flote, en especial por parte de las
élites y de los líderes políticos. Nada más lejos de la realidad, y es que en
el caso de Venezuela, por ejemplo, donde sus autoridades centrales se
autocalifican absurdamente como socialistas,
hubo recientemente un acuerdo o pacto entre el Gobierno nacional y los
empresarios y comerciantes, por medio del cual se fijaron los precios máximos
de venta de algunos alimentos.
Acuerdo que por desgracia afecta notablemente a gran parte de los consumidores,
considerando que la Canasta Básica Alimentaria en Venezuela ha alcanzado un
valor de varias decenas de millones de bolívares, y tristemente el salario
mínimo en este país ¡no llega ni al millón de bolívares¡.
Como
siempre tras cada crisis de diverso ámbito salen perjudicados los pobres en
primer lugar, y en el contexto de la actual pandemia de la COVID-19, con el
precio del petróleo en picada abrupta, con sanciones y bloqueos a cuestas, con
una economía interna semidestrozada por los sucios y egoístas intereses de una
minoría local e internacional y con una inflación inducida indetenible, hay
cada día en Venezuela una mayor pobreza y miseria, y el hambre azota con todo,
con especial dureza a mujeres, niños y ancianos. Hay una crisis terrible en Venezuela, y justo en medio
de esta situación la élite política y económica atenta contra el poco bienestar y dignidad que le queda a
millones de venezolanos, demostrando claramente los poderosos que solo velan
por sus intereses aún cuando hay un estado de emergencia.
En
el proceso de limitar intencionalmente el acceso de buena parte del pueblo
venezolano a los alimentos básicos, debido al alto costo de los mismos, el
Gobierno “revolucionario”, favoreciendo claramente a los empresarios y
comerciantes, viola de forma descarada la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, específicamente el artículo 91, relacionado con el salario
mínimo y el costo de la Canasta Básica como una referencia clave para
establecer dicho ingreso. Increíblemente ningún líder político o dirigente de “izquierda” o de derecha, ha tenido el
valor de solicitar al menos una revisión de tal artículo, más aún en el marco
de la terrible situación socioeconómica que afecta a millones de ciudadanos
venezolanos. En este sentido se puede señalar sin duda alguna que la constitución
venezolana sirve más para los intereses politiqueros que para garantizar la
satisfacción de las necesidades básicas del venezolano común. No es más que
letra muerta respecto a su apoyo a la sociedad asalariada-pobre, y por tanto
más vulnerable.
Tristemente
para los poderosos en Venezuela y el resto del mundo importa un comino que la
mayoría pase hambre y sufra día tras día, y si ésta intenta rebelarse en masa exigiendo una mejora sustancial en la
calidad de vida, por ahora el Statu Quo capitalista cuenta con la protección de
la fulana cuarentena social obligatoria, con la disposición siniestra de las fuerzas
armadas a actuar con la mayor brutalidad posible para mantener el orden interno,
y en general para defender la institucionalidad propia del Estado burgués.
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