Una bomba de tiempo a punto de estallar. La respuesta de las FAES
Rubén
Alexis Hernández
La
situación socioeconómica en Venezuela es cada vez más terrible, empeorada por el perverso manejo global y local de la pandemia
por COVID-19, a tal punto que la pobreza y miseria han crecido de forma
alarmante en los últimos meses, en un
contexto caracterizado por el descenso progresivo de las reservas internacionales
y del PIB, el aumento notable del desempleo y la acelerada degradación
salarial-laboral, con mayor énfasis en el sector público. A estas alturas, por
ejemplo, la mayoría de los asalariados, incluidos los profesionales (como los
docentes) no percibe ni 5 dólares mensuales entre salario integral y bono de
alimentación, y por tanto no alcanza ni a medio comer adecuadamente, y ya es
común la desnutrición en adultos y aún más en niños; en consecuencia las
enfermedades y la muerte acechan con mayor facilidad a numerosos venezolanos,
para colmo en un país donde la salud pública se encuentra en un estado de
decadencia general, salvo por la aparente importancia que el Estado ha dado a
la atención de enfermos por COVID-19.
En
medio de tan oscuro panorama es evidente el profundo malestar de millones de venezolanos,
desesperados porque no se ve la luz al final del túnel. El caldo de cultivo
perfecto para una insurrección civil contra el Statu Quo, incluida la falsa dirigencia
izquierdista que gobierna a Venezuela. Una bomba de tiempo social a punto de
estallar en plena crisis sanitaria por la pandemia, con justa razón desde la
óptica de los de abajo, de los explotados y oprimidos por las élites. Activarse
con la lucha es lo lógico para la mayoría empobrecida, mientras que lo
contrario significa no perturbar a los poderosos en su zona de confort.
Claro
está que para intentar prevenir un estallido social tipo El Caracazo o algo
parecido, el Estado cuenta con las fuerzas armadas, en especial con comandos
especiales como las FAES, conformadas por individuos de muy dudosa reputación y
oscuro proceder en pro de la estabilidad, la paz y el orden
democrático-burgueses. Las Fuerzas de Acciones Especiales fueron creadas hace
pocos años, y no obstante son responsables de cientos de asesinatos
injustificados, de torturas masivas, de miles de detenciones arbitrarias y de otros delitos en gran magnitud, siempre
con la excusa del combate a la delincuencia. Recientemente, en el marco de la
emergencia sanitaria y el empeoramiento de las condiciones socioeconómicas del
grueso de la población venezolana, las FAES han actuado de manera más sucia y
brutal que nunca, acribillando y torturando a muchos ciudadanos pobres, no por
ser éstos unos delincuentes sino porque de esa manera se intenta evitar una
reacción popular masiva contra el Statu Quo y sus defensores. En este sentido
las FAES desempeñan un papel clave en favor de los intereses elitescos en el
periodo tan crítico que vivimos en Venezuela; sin embargo no podrán contener la
furia de millones por muy sanguinarios que sean sus miembros.
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