El Gobierno “revolucionario” celebra el miserable aumento salarial
Rubén
Alexis Hernández
Con
bombos y platillos celebró el Gobierno “revolucionario” de Venezuela, el
miserable aumento salarial llevado a cabo recientemente. Considera la
dirigencia de la nación suramericana que, en el contexto de la supuesta mejoría
de la economía venezolana, la subida del sueldo mínimo a casi 30 dólares
mensuales es algo espectacular, que beneficiará notablemente a los
trabajadores. Es decir, en Venezuela ya todo está normal, y en el ámbito
socioeconómico debemos darnos por satisfechos con los ajustes realizados desde
arriba. Pero nada más alejado de la realidad, pues los casi 30 dólares están
muy por debajo de la cantidad que se requiere para tener acceso a la canasta
básica completa, que hoy día es superior a los 500 dólares mensuales.
Recordemos que el artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, establece que para determinar el monto del salario mínimo, se debe
tomar como una referencia importante, el costo de la canasta básica:
“Todo
trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita
vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas
materiales, sociales e intelectuales (…).
El
Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y del
sector privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como
una de las referencias el costo de la canasta básica. La Ley establecerá la
forma y el procedimiento”.
Es
evidente, entonces, que las autoridades venezolanas han engañado una vez más a
buena parte del pueblo; ciertamente los salarios tuvieron un importante
incremento porcentual, pero al comparar este aumento con el costo de la canasta
básica, es evidente que sirven de poco los nuevos sueldos, salvo los percibidos
por los altos funcionarios públicos, quienes no se quejan además porque
obtienen otros ingresos, no precisamente de forma lícita.
Y
no podía ser de otra manera el nuevo panorama salarial, teniendo en cuenta que la
verdadera situación económica venezolana es un desastre, en medio de la crisis
agravada por factores como el manejo gubernamental nefasto de la pandemia por
COVID-19 y las consecuencias globales de la guerra entre Ucrania y Rusia. Aunque
irónicamente este conflicto bélico influyó en el aumento del precio del
petróleo, que ha aliviado, de momento, al sector petrolero nacional, casi
destruido gracias a la corrupción y la ineficiencia de larga data, a las
sanciones y bloqueos, a la baja comercialización mundial del crudo debido a la
pandemia, y al robo y casi regalo de activos de la estatal PDVSA (ventas a
precios irrisorios) en favor de intereses internos y externos. Ahora bien, más
allá del respiro momentáneo gracias a los altos precios del petróleo y a lo
poco generado por la explotación minera de la cuenca del río Orinoco, la
economía de Venezuela es básicamente de casino, y de bodegones y markets, y por tanto dinamizada en buena
medida por el dinero producto del narcotráfico y de otras actividades ilegales,
y de la venta de numerosos productos importados. Es una economía básicamente
improductiva, distante de una real.
Saludos Rubén muy bueno tu análisis. quisiera que cuando publiques algo me mandes un mensaje para darte promoción. O me etiquetas en Twitter.
ResponderEliminarSi puedes aumenta el tamaño de la letra porque muchos de los que te leemos somo de 40 y más y ya la vista pega...