En Venezuela hay que jo….e trabajando a cambio de una miseria (tipo esclavo)
Rubén
Alexis Hernández
En
días pasados fue difundido en algunas redes sociales, un video en el que
aparece una dama cargando a cuestas dos sacos de papas (entre 90 y 100 kilos).
Las reacciones no se hicieron esperar, y los comentarios más sensatos
advirtieron del peligro que supone para ella hacer tal labor, propia de la
faena agrícola. Tristemente ese tipo de trabajos en condiciones casi
infrahumanas y sin seguridad a cambio de una miseria, representa en parte la
patética realidad de la Venezuela actual, sumida en una profunda crisis
socioeconómica para la que no se vislumbra una solución. Crisis caracterizada,
entre otras cosas, por el desempleo creciente y la oferta cada vez menor de
trabajos más o menos dignos y estables en el marco de una política claramente neoliberal, de complacencia a poderosos intereses foráneos en detrimento del bolsillo de la mayoría de los venezolanos.
Y
así como la dama en cuestión, que se j..e día tras día trabajando, cual esclava
moderna (neoesclava), poniendo en riesgo su salud y hasta su vida, hay millones
de mujeres que se han visto obligadas a laborar duramente en condiciones
pésimas, para medio satisfacer sus necesidades y las de su entorno familiar
inmediato. De manera que no es extraño en la Venezuela de hoy, observar a
féminas en empleos que, por su exigencia física, son más propicios para los
hombres. O es eso, o simplemente tendrían que optar entre prostituirse, vender
drogas al por menor, robar o cualquier otra cosa ilícita o inmoral-degradante.
Ciertamente
impactó lo mostrado en el video arriba mencionado, pero las mujeres, los hombres
y hasta los niños jodi…..e en un trabajo en Venezuela a cambio de una miseria, como si fueran esclavos modernos, forma parte
de la cotidianidad de la nación suramericana entregada a los globalistas. A falta de empleos seguros,
rentables y duraderos tanto en el sector público como en el privado (a
excepción de altos cargos en grandes empresas, por ejemplo), no ha quedado de
otra que hacer lo necesario para sobrevivir, incluso arriesgando la integridad
física.
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