El Gobierno de Maduro y la censura en las redes sociales
Rubén
Alexis Hernández
La
crisis socioeconómica que azota al mundo entero se profundiza día tras día, en
el contexto del nuevo orden mundial corporocrático-digital-totalitario en
formación, con un saldo lamentable hasta ahora de centenares de millones de
nuevos pobres y la pérdida masiva de empleos rentables y estables. Sin duda alguna estamos en presencia de la
etapa más oscura para la humanidad, gracias a los caprichos de una élite cada
vez más codiciosa y deseosa de controlar a la mayoría a su antojo y sumirla en una
miseria casi absoluta.
Ahora bien, en el caso de Venezuela, por
ejemplo, la crisis ha golpeado con más fuerza a la ciudadanía en general,
considerando las graves consecuencias del nefasto manejo gubernamental de la pandemia de COVID-19, de las sanciones y bloqueos globales, del
cambio climático, del crecimiento de la enorme deuda externa, del progresivo
neoliberalismo del Gobierno de Maduro (privatización masiva cortesía de corporaciones
globales), de la caída drástica de su actividad petrolera nacional, de la
escasa productividad interna, de la corrupción galopante y de la marcada
ineficiencia gubernamental, entre otros factores externos e internos. En este
marco, las duras críticas de millones de venezolanos no se han hecho
esperar: quejas van y vienen por el alto
costo de la vida, los sueldos miserables, la mala prestación de los servicios
básicos, la corrupción, la casi extinción del sistema público de salud y pare
de contar.
Y
como respuesta a dichas críticas, con excusas como la supuesta incitación al odio, el Gobierno de Maduro ha propuesto el control
urgente de la información que circula, por ejemplo, en las diversas redes
sociales, medios electrónicos masivos importantes en la sociedad
digital-cibernética en formación, cuyas ventajas para la difusión global de
todo tipo de noticias, acontecimientos y denuncias, han aprovechado de una u
otra manera numerosos venezolanos para expresar situaciones que, por la
televisión, la radio o la prensa convencional en formato físico o digital (más
empresas que medios de comunicación), es imposible en estos tiempos de amplia vigilancia estatal. Dicho control, en otras palabras, no sería más que la
censura que las autoridades “revolucionarias” desean aplicar en todas esas
redes, especialmente en las de mayor alcance por el número de usuarios registrados;
la crisis en Venezuela es de tal magnitud, que el Gobierno dizque socialista,
al no poder ofrecer soluciones medianamente concretas, solo puede optar por tratar de acallar la protesta en cualquier medio de comunicación, contando además con el apoyo del sistema judicial para penalizar la libertad de expresión (supuesta incitación al odio). De esta
manera, se intentaría evitar cualquier posible rebelión o insurrección civil, y
sería más fácil continuar con la infame propaganda oficialista de que Venezuela
se está arreglando o que se está recuperando, cuando en realidad es todo lo
contrario. Ante buena parte de la opinión pública mundial, Maduro quiere seguir
mostrando una imagen relativamente buena por medio de la censura digital.
Ahora
bien, lo anterior se enmarca en la progresiva internacionalización de la censura
profunda por parte de las élites y los Gobiernos, actores fundamentales del
nuevo orden mundial en vías de consolidación, y por tanto interesados en evitar
en lo posible la difusión de todas las informaciones que critiquen, ataquen o
denuncien a la criminal tiranía global, en particular de las que circulan por
medios electrónicos como las redes sociales, considerando la aún relativa
libertad para publicar y difundir “de todo” por éstas, y su carácter masivo, su
alcance geográfico y la velocidad con que circula la información:
“Hoy,
la sociedad digital en favor de las élites dispone de las herramientas,
tecnologías y dispositivos necesarios para controlar en gran medida la
circulación de la información a escala global. Y en el proceso es relativamente
fácil evitar que se publiquen contenidos digitales contrarios al Statu Quo, o
eliminar los que ya han sido publicados, al menos de manera más sencilla que en
el caso de los textos en físico (en papel). Irónicamente estamos en una etapa
de la historia de la humanidad, en la que gracias al internet de alta velocidad
el flujo de la información es inmensamente voluminoso, masivo y abrumador en
tiempo real; por desgracia también es abrumador el control gubernamental
ejercido sobre las comunicaciones, haciéndose el seguimiento de todo aquello
que se publica en cuanta empresa o medio de comunicación electrónicos hay,
incluidas las redes sociales” https://rubenhernandezinternacional.blogspot.com/2021/12/el-nuevo-orden-mundial-la-sociedad.html
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