¡Castiguemos a los especuladores¡


Rubén Alexis Hernández

Aprovechando la notable crisis económica que azota a Venezuela, importadores, productores, distribuidores o intermediarios y vendedores finales, han contribuido a que haya una brutal especulación en los costos finales de prácticamente todo producto o servicio que de manera cotidiana es consumido y/o utilizado por millones de venezolanos. Si bien hay ciertos factores, como la descontrolada devaluación cambiaria y el elevado precio de las mercancías y materias primas importadas, que afectan en alguna medida a empresarios y comerciantes, en especial a los pequeños y medianos, no es menos cierto que éstos han sido favorecidos con algunas medidas gubernamentales, y aún así se ha desatado en muchos una codicia y unas ansias de lucro irracionales. Y ante esta situación lamentablemente el Gobierno de Maduro, demostrando con claridad que de socialista y revolucionario tiene solo los calificativos, además de liberar brutalmente los precios y promover la degradación laboral y salarial, se ha hecho de la vista gorda ante los delitos económicos que abundan hoy día, situación que ha dejado en un total estado de indefensión al pueblo con menores ingresos.

Y en vista de que el Gobierno nacional y las administraciones estadales y municipales no intervienen para tratar de frenar la especulación desatada (incluso de algunos pequeños empresarios y comerciantes), demostrando así que están de rodillas ante el gran capital, es necesario a estas alturas que el pueblo con más necesidades castigue duramente a los especuladores, y los obligue a limitar sus ganancias en un contexto en el que gran parte de los venezolanos están pasando hambre y muchos incluso se encuentran en la miseria. Lógicamente para determinar si hay especulación o no se debe ejercer una permanente contraloría social. En este sentido es importante considerar de entrada cinco modalidades de castigo a los especuladores que tienen tan jodida a Venezuela, y que se excusan como pueden para justificar su proceder irracional:

1.- Boicot de productos y servicios de toda aquella empresa o comercio importador, productor, distribuidor y vendedor final que incurra en la especulación. Parece difícil esta medida, considerando la escasez de ciertos productos, la insuficiente productividad de las empresas públicas y el control económico por parte de monopolios y oligopolios nacionales y foráneos. Si no se cae en desesperación y el hambre y las necesidades son controladas, es posible llevar a cabo el boicot.

 2.-Control pacífico de empresas y comercios en los que se especule con alimentos, productos del hogar, medicinas, repuestos para automóviles y otros rubros, bien de forma temporal o bien de forma permanente, por parte de las comunidades que sirvan de asiento a dichas empresas y comercios.

3.- Si los especuladores se resisten al control pacifico de sus establecimientos, y éstos cuentan con el apoyo del ejército, de la Guardia Nacional o de la Policía, no queda de otra que ejercer el control violento. Se podrá llegar al saqueo, plenamente justificado pues “ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón”, y los capitalistas son mucho más delincuentes que  quienes roban por hambre.

4.- Vigilancia permanente del comercio electrónico, y castigo a los especuladores por esta vía no sólo con el boicot, sino con el saboteo de sus páginas en internet y con la realización de comentarios negativos contra ellos en las redes sociales donde se difunda información sobre las mercancías y servicios ofrecidos.

5.- Impedir el bachaqueo de productos nacionales en las calles de todas las poblaciones venezolanas. Éstos deben ser vendidos a precios justos en cualquier establecimiento comercial.


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