País de indigentes
Rubén Alexis Hernández
Es
doloroso admitirlo, pero nuestra hermosa Venezuela es prácticamente un país de
indigentes, en donde millones nos ubicamos socioeconómicamente entre la pobreza
y la miseria, obteniendo los asalariados ingresos que a duras penas si alcanzan
para medio comer. Entre los bloqueos y las sanciones criminales cortesía de
Estados Unidos y sus aliados terroristas, la megadependencia, y la ineficiencia
estatal, la corrupción interna y la limitada producción agropecuaria e
industrial, hemos llegado casi al abismo en la nación suramericana, a una
depauperación acelerada que nos ha llevado a la ruina material y mental.
Es
terrible en verdad la situación en Venezuela, y peor aún la indiferencia
extrema de la comunidad internacional respecto al padecimiento diario de los
millones de pobres. Claro está que no debería sorprender dicha indiferencia,
considerando que a la cabeza de tal comunidad están ni más ni menos que las
élites, y como es bien sabido a los ricos-poderosos jamás les han importado los
pobres, aún cuando gracias a éstos es que han acumulado por generaciones
enteras sus fortunas y poder en general. Al gran capital internacional solo le
interesa mantener el Statu Quo, que su beneficio económico-financiero siempre
esté por encima de cualquier interés social. Para los ricos lo primero son los
negocios, y les importa un comino las consecuencias negativas sobre la casi
totalidad de la humanidad, en particular el empobrecimiento progresivo de
pueblos y países enteros. El precio a pagar por la codicia de una minoría ha
sido la indigencia global, y Venezuela hoy día no escapa a esta triste
condición.
Da
tristeza afirmarlo pero Venezuela es un país de indigentes, donde sobrevivimos
día a día como podemos, y tenemos que
tener una gran fortaleza psicológica para no caer en distrés, depresión severa
o hasta en la locura. Sí hay una crisis humanitaria señores de la “Revolución
Bolivariana”, admítanlo, y ciertamente una gran responsabilidad recae en el
criminal Imperio estadounidense y sus aliados, pero ustedes como Gobierno
central hacen muy poco en el plano
interno para controlar, por ejemplo, la brutal escalada en los precios de
alimentos, medicinas y otros rubros básicos, además de no combatir la
corrupción y no estimular la eficiencia a todo nivel. Sí hay una guerra
económica, a cargo del gran capital global, ¿pero qué medidas concretas han
tomado para tratar de limitar los daños a la calidad de vida de millones de
venezolanos?, ¿por qué no se impulsa de una vez por todas la productividad
social en los ámbitos agropecuario, industrial y comercial, a pesar de los
limitados recursos financieros? Prácticamente los pobres en Venezuela estamos
peleando solos contra un monstruo de mil cabezas que actúa dentro y fuera de la
nación caribeña. Y es una pelea perdida por supuesto.
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