Por un turismo social en Mérida
Rubén
Alexis Hernández
Mérida es
un estado que gracias a la belleza de sus paisajes y a la calidez humana de su
gentilicio, ha tenido un desarrollo
turístico de calidad que ha atraído visitantes de diversas partes de Venezuela
y del exterior. Esta situación ha determinado el surgimiento y la consolidación
de una actividad económica que año tras año reporta importantes beneficios a
las finanzas estadales y particulares.
Ahora bien,
el hecho que el turismo se haya transformado en uno de los principales sectores
económicos de Mérida, implica que todos los entes involucrados tengan como principal objetivo lograr la
mayor ganancia posible, como dictan las "reglas" del capitalismo.
Evidentemente, esto significa que el turismo en Mérida es un producto costoso,
cuya adquisición sólo es posible para aquellos consumidores con cierta holgura
económica. Entonces, ¿qué hay para los pobres?, ¿acaso no tienen derecho a
hacer turismo en Mérida?
Fuera de
algunos parques o de algún que otro poblado, los pobres, incluso los merideños,
se ven imposibilitados de conocer las maravillas andinas, aunque estén cerca de
su lugar de habitación. A manera de ejemplo podemos mencionar el caso del típico pueblo de Los Nevados,
donde sólo el acceso ya resulta complicado y costoso, ni que hablar de las
tarifas que se aplican en casi todas las posadas, algunas de ellas regentadas
por personas o agencias no oriundas de la población. En este sentido, a una
familia dependiente de un salario bajo, por ejemplo, le es imposible disfrutar
de todo lo que puede ofrecer este
majestuoso rincón de la
Cordillera merideña.
Creemos que
es posible facilitar el acceso de las mayorías a las diversas alternativas que
ofrece el turismo de calidad en Mérida, considerando que todos tenemos derecho
al esparcimiento y a la recreación. Se trata de concebir al turismo no solo
como un simple negocio en el que se invierte y se obtienen ganancias, sino como
un factor social que posibilite que todos aquellos que deseen disfrutar de
Mérida, lo hagan aún sin contar con recursos
económicos suficientes. En otras palabras, solo un turismo social
permitiría la inclusión de las mayorías en las ofertas turísticas merideñas,
aunque esto no sea del agrado de buena parte de los empresarios, delincuentes
amparados por la ley.
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