¡Qué se vaya de Venezuela quien se quiera ir, y punto¡
Rubén
Alexis Hernández
Ante
la grave crisis que vive Venezuela, especialmente en el ámbito económico,
muchos han abandonado el país y otros piensan seriamente en irse. Tristemente
estas personas han creído que la situación en el exterior es mucho mejor, y en
algunos casos han considerado, ingenuamente, que hay ciertas naciones que son
casi unos paraísos en comparación con Venezuela. Y no es así; de entrada debe
advertirse a los ignorantes y a los maliciosos que quieren hacer creer que
fuera del país hay una supuesta normalidad, que la "crisis"
capitalista está golpeando duro al planeta entero, y condiciones
socioeconómicas como la pobreza y el desempleo, están presentes en todos los
rincones del mundo en los que el capitalismo impera como cosmovisión.
Quien
quiera irse de Venezuela con el objetivo de mejorar su vida en los aspectos
económico, social y profesional, debería tener en cuenta lo siguiente:
-El
repunte de la pobreza y de la miseria en países a los que históricamente han
emigrado en mayor número los venezolanos. Tal es el caso de Estados Unidos,
España y algunas naciones latinoamericanas. En Colombia, Perú, México y Chile,
por ejemplo, han habido en los últimos años mejores indicadores macroeconómicos
(Crecimiento económico, PIB y otros) que en Venezuela, pero la población en
condición de pobreza representa un porcentaje significativo del total de
habitantes. En ciudades como Lima, Bogotá, Ciudad de México y Santiago de
Chile, las urbanizaciones lujosas están rodeadas por enormes cinturones de
miseria.
-Si
bien hay mejores salarios promedio en numerosos países en comparación con
Venezuela, al menos si la equivalencia se hace en dólares, también es cierto
que el alto costo de la vida en dichos países evapora los sueldos de la inmensa
mayoría asalariada. Además los subsidios son ínfimos. De manera que aquellos
inmigrantes venezolanos que puedan obtener ingresos más o menos elevados,
tienen que gastar buena parte en pagar alquiler, comida, servicios públicos,
pasajes y pare de contar.
-La
dura situación socioeconómica en el orbe entero, dificulta el acceso de los
extranjeros a trabajos calificados o no en casi cualquier nación. Para los
inmigrantes venezolanos esto no es diferente, y tienen que competir con la mano
de obra local, teniendo en muchos casos que conformarse con percibir salarios
más bajos. Contexto agravado por el repunte de los nacionalismos extremos y la
xenofobia, en especial en Estados Unidos, Europa y América del Sur, con tendencia
a adoptar leyes antiinmigratorias cada vez más estrictas.
-Debido
a la competencia mencionada en el párrafo anterior, numerosos venezolanos en el
exterior se conforman con trabajos de "poca monta", como aseadores,
mesoneros, albañiles y prostitutas, y en algunos casos se dedican a actividades
ilegales como el narcotráfico, la trata de blancas, el contrabando y la estafa.
Estas últimas labores aportan ingresos superiores incluso a los de los
profesionales universitarios. Por cierto, son pocos los venezolanos que logran
trabajar en otras naciones de acuerdo a sus méritos académicos, con todo y que
miles de inmigrantes son graduados en universidades públicas y privadas. Hay
que ser sinceros, la prioridad en las labores reservadas para la mano de obra profesional-universitaria,
es para los nacionales, especialmente en
los llamados países "desarrollados".
-Los
venezolanos que se van del país sin tener familiares o amistades que los puedan
ayudar en el exterior, están definitivamente j…..s, y pueden ser presa fácil de
la explotación laboral, de la represión policial-militar, y de la delincuencia
común y organizada. Es estúpido pensar que al irse de Venezuela se hallarán con
paraísos o algo por el estilo, en los que la solidaridad automática destaca. Ni
siquiera la presencia de otros venezolanos en el lugar de arribo, garantiza
cierta estabilidad y cierto éxito, en especial en Estados Unidos y Europa,
donde el racismo y la xenofobia son importantes piedras de tranca para el
desenvolvimiento de los inmigrantes (irónicamente los inmigrantes fueron y son
importantes para el desarrollo de Estados Unidos como potencia global).
Tras
los comentarios anteriores hay que señalar de forma tajante: ¡qué se vaya de
Venezuela quien se quiera ir, y punto¡. Allá cada emigrante cuando se dé cuenta
que la realidad en el exterior no es como se la han pintado, a excepción que
sea un masoquista acomplejado por su origen, o uno de pocos afortunados con
éxito en el exterior. Ciertamente la realidad venezolana no es nada halagadora,
pero la solución, más allá de abandonar el país, es simple y sencillamente
liquidar el capitalismo, y construir entre todos los ciudadanos oprimidos de
Venezuela y del mundo, una cosmovisión en la que ya no haya que preocuparse por
la escasez de alimentos, por los salarios insuficientes, por el desempleo, por
la explotación laboral, por el alto costo de la vida, y en general por una mala
calidad de vida.
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