La dirigencia política venezolana vive cómodamente en plena pandemia

 

Rubén Alexis Hernández

 

La cotidianidad de millones de venezolanos hoy día oscila entre la pobreza y la miseria, en el contexto de la emergencia por COVID-19 y en medio de la inflación más elevada del planeta y los salarios más miserables. Pero aunque cueste creer, aún hay quienes en Venezuela siguen obteniendo importantes ingresos y por tanto viven cómodamente, entre ellos los dirigentes políticos, incluidos los “socialistas-maduristas-revolucionarios”, algunos de los cuales han tenido la desfachatez de exigir al pueblo humilde sacrificio y paciencia ante la complicada situación socioeconómica. Mientras estos dirigentes, que disfrutan de un estilo de vida bien cómodo junto a sus familias, hacen referencia todo el tiempo a la guerra económica, a las sanciones y a los bloqueos internacionales como factores desencadenantes de primer orden de la crisis venezolana,  la mayoría a duras penas se alimenta a medias. Tanto los bloqueos como las sanciones terminan afectando poco a esos funcionarios “tan preocupados” por el bienestar del ciudadano común.

 

Ahora bien, hay elementos que pudieran explicar en parte cómo es que la dirigencia política venezolana, de derecha y de “izquierda”, continúa obteniendo ingresos relevantes en plena pandemia por coronavirus y consecuente crisis general, y entonces vive en la inmoral opulencia:

 

1.      La recepción de ingresos relativamente elevados vía salario. Ciertamente los altos funcionarios públicos reciben pagos superiores a los del resto de los ciudadanos asalariados-estatales en Venezuela. Claro no es suficiente para posibilitar el estilo de vida holgado de gobernadores, diputados, alcaldes y otros dirigentes políticos en Venezuela en medio de la pandemia, considerando que desde el punto de vista legal hay serias limitaciones respecto a los montos máximos de los sueldos de todo trabajador del sector público, del presidente para abajo.

      

2.- El enriquecimiento ilícito mediante la apropiación de una parte de los cada vez más reducidos fondos públicos con los que cuenta Venezuela, en el marco de la disminución considerable en el ingreso de divisas y de la contracción brutal del PIB.  La corrupción a más no poder, cortesía de lacras capaces de quedarse con el dinero que tanto necesitan millones de venezolanos en situación de pobreza y miseria, empeorada por el desastre sanitario. En este orden de ideas cabe agregar que algunos líderes políticos de derecha y de “izquierda”, se han apropiado indebidamente de una buena porción del dinero generado por las pocas empresas estatales que aún quedan en pie.

 

3.-   La obtención de fondos gracias  a la participación en el sector privado, mediante la

       propiedad parcial o total  de negocios legales e ilegales bajo la figura del testaferro, 

       por ejemplo.

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