El espejismo de la economía de casino de Venezuela
Rubén
Alexis Hernández
La
situación socioeconómica de Venezuela, en medio de una tremenda crisis agravada
por la pandemia de COVID-19, es cada vez más surrealista. Mientras que la gran
mayoría vive en la pobreza y en la miseria, con salarios que no llegan a los 10
dólares mensuales, una minoría disfruta una realidad virtual, viviendo en una grotesca
burbuja de abundancia. En este sentido, líderes del Gobierno “revolucionario” y
otros personajes de la élite venezolana, creen que la nación suramericana ha
experimentado cierto crecimiento en los últimos meses, lo que aparentemente
habría mejorado el panorama económico en Venezuela, permitiendo entonces que
mejoren los ingresos de los ciudadanos en general.
Pero
nada más lejos de la realidad en lo que respecta al arreglo de la situación
económica, considerando que el tal crecimiento es más bien insignificante, en
un país con un negocio petrolero cuasimoribundo, con unos sectores
agropecuarios e industriales (públicos y privados) débiles, donde la corrupción
y la ineficiencia campean, y en el que el entreguismo al capital transnacional
está a la orden del día. De manera que el relativo crecimiento económico en
Venezuela ha sido más un espejismo que algo concreto; ha dependido en buena
medida de los ingresos generados por grandes abastos importadores
(bodegones y ‘markets’), por el narcotráfico y por casinos. En cuanto a los casinos, negocios
vinculados históricamente con el narcotráfico (lavado de dinero) y con otras
actividades ilegales, destáquese que juegan un papel importante en el supuesto crecimiento económico actual:
“La
burbuja caraqueña se levanta en el este de la capital para gozo y disfrute de
jerarcas chavistas, boliburgueses, militares de alto rango, empresarios afines
y beneficiados de la dolarización. Son los “enchufados” de Nicolás Maduro,
protagonistas de la Disneylandia revolucionaria, que cuenta con Ferraris, autos
de alta gama, casinos socialistas, restaurantes de lujo y los famosos
bodegones. Tienen hasta sus marcas favoritas de ropa y su paraíso casi
exclusivo a poco más de 100 kilómetros en avioneta: Los Roques (…).
La
última gran novedad, de impacto nacional, son los casinos, como el de Las
Mercedes o el del Centro Comercial Tamanaco, con cientos de máquinas
tragamonedas haciendo las delicias de los que sí tienen buenos fajos de
dólares, la inmensa minoría del país.
Y
por encima de todos, elevado sobre las alturas, permanece el imponente hotel
Humboldt y el primer casino socialista de América Latina, como lo bautizó el
propio Maduro. Vigila desde el cielo, en la cima del majestuoso Ávila, el pico
de la cordillera que separa a la capital de la costa de La Guaira. El hotel es
hoy el sitio favorito de los más adinerados de la revolución para celebrar sus fiestas
y para gastar su dinero” https://es-us.noticias.yahoo.com/lujo-chavista-burbuja-caracas-ferraris-100000636.html
Tristemente
la economía de casino prevalece en Venezuela, más beneficiosa para los
bolsillos de algunos individuos que para lograr un crecimiento como tal. Y
mientras unos pocos disfrutan a más no poder en los antros de diversión y viven
en la opulencia, el resto de los venezolanos ni alcanza a alimentarse
adecuadamente.
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