Los obstáculos para el emprendimiento formal en Venezuela
Rubén
Alexis Hernández
Semanas
atrás algunos altos funcionarios públicos del Gobierno “revolucionario” de
Venezuela, recomendaron a millones de ciudadanos que se conviertan en emprendedores
económicos o comerciantes (formales), admitiendo claramente que el grueso de
los asalariados en el país caribeño, en especial del sector público, perciben
“sueldos” miserables, por debajo de los 50 dólares mensuales. No obstante, la recomendación del Gobierno
obvia algunos “pequeños” detalles, como los siguientes:
1.-
¿’Con qué dinero iniciamos un emprendimiento y nos mantenemos activos al menos
a mediano plazo?, ¿cómo adquirimos los rubros a ser vendidos, por ejemplo? Hoy
día se necesitan varios miles de dólares para crear y sostener en el tiempo un negocio
rentable de cierta envergadura.
2.-
Los trámites burocráticos necesarios para establecer un comercio formal, desde
la posibilidad de obtener un crédito bancario hasta el registro oficial del
negocio.
3.-
La imposición de una elevada carga tributaria por parte del Estado, que además
está obligando a que los comerciantes formales adquieran cierta máquina fiscal
electrónica, con un costo de varios centenares de dólares.
Queda
claro, entonces, que ser un emprendedor formal en Venezuela es una misión casi imposible.
Por tanto, muchos se han visto obligados a trabajar en la informalidad, y aun
así es complicado sostenerse en el tiempo. Por tanto, cabe preguntarse, ¿por
qué el Gobierno nacional no hace cumplir la obligación constitucional de pagar
salarios decentes a los trabajadores dependientes, en vez de sugerir que
vendamos alimentos o iniciemos cualquier otro emprendimiento considerando las
dificultades que para ello existen? Es tan inoportuno, irrespetuoso e inmoral,
por ejemplo, que ciertos funcionarios gubernamentales que viven en la
opulencia, inviten a los docentes a vender cambures, verduras y galletas para
subsistir, como si éstos, siendo fundamentales para la formación integral de
los individuos, no merecieran percibir unos sueldos dignos.
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